En Canarias se registran distintas realizaciones de la -d- intervocálica, desde su mantenimiento como aproximante, solución propia de la isla de Tenerife en cualquiera de los estratos de población, sobre todo en su zona norte, hasta la pérdida total o cero fonético, que es la realización más frecuente en el habla popular de las demás islas en determinados contextos lingüísticos, como es el caso de los participios. En los sociolectos más altos, lo normal es el mantenimiento de la dental intervocálica en todo el Archipiélago.

Cuando la pérdida se lexicaliza, como ocurre con las voces generales cantaor o tablao, con los canarismos jalío o finaos, o con andalucismos como fritá o pringá, tiende a reflejarse en la norma escrita. Sin embargo, hasta llegar a este punto, lo conveniente es el mantenimiento de la grafía normativa. En el caso de papas arrugás no hay lexicalización, ya que el hablante es consciente de que se encuentra ante un adjetivo procedente del participio arrugado, del verbo arrugar. Además, como hemos visto, su empleo no es general en el Archipiélago ni en todos los estratos de la población. Por ello, su representación en la escritura debe ajustarse a la norma ortográfica general (papas arrugadas).

En ciertas situaciones en que se pretende enfatizar lo propio, sobre todo en relación a costumbres, tradiciones, gastronomía, etc., se observa cierta tendencia a representar en la escritura fenómenos propios de la oralidad, como es la caída de la dental en posición intervocálica. En esos casos, es frecuente que se indique de alguna manera esta discordancia, normalmente mediante el uso de las comillas.